Ofrece una experiencia serena y sofisticada. Al primer sorbo, las notas de té de manzanilla se despliegan con su delicadeza floral, evocando una sensación de calma y bienestar. Esta suavidad se complementa con la profundidad del cacao, que añade una riqueza sutil y aterciopelada, creando una base perfecta para la degustación.
A medida que la experiencia avanza, las notas de chocolate oscuro emergen, aportando un matiz intenso y complejo que envuelve el paladar en su calidez. Este equilibrio entre la suavidad de la manzanilla y la robustez del chocolate se traduce en un perfil armonioso y agradable, ideal para disfrutar en cualquier momento del día. Cada sorbo es un viaje de sabores que invita a la reflexión, perfecto para aquellos que buscan un café que combine suavidad y profundidad en cada taza.